Sonríe para que el mundo esté celoso de ti.


sábado, 25 de junio de 2011

Bruselas

Los últimos compases de música salen de la radio, y los primeros rayos de sol salen de entre los edificios mientras me dirijo a la oficina. Ahí empieza mi odisea diaria para encontrar aparcamiento, mientras me acuerdo de toda la familia del maldito ingeniero que no pudo proyectar un aparcamiento debajo del edificio de la comisaría.
Sí, allí hay un sitio. Me dirijo lentamente hacia él cuando de repente ocurre.
Como una exhalación, el Audi pasa por mi lado y se adueña de mi ahora robado sitio. Miro con odio reconcentrado a la puerta del coche y, como esperaba, sale un hombre.
Es exactamente como esperaba que fuera. Moreno, ojos azules, alto, guapo... Vestido con un traje de chaqueta. Sexy. Es joven, más o menos de mi edad. Un hombre de negocios. Y también un hombre que se cree que toda Bruselas está por él.
Me mira, sonríe. Se dirige hacia mí.
-Gracias por la pista, guapa.
Gilipollas. Gilipollas, gilipollas, gilipollas... Me limito a mirarle con desdén mientras sigo avanzando.
Por fin, encuentro un sitio para mi Mini. Me miro un momento al espejo, me retoco los labios, el pelo y mi traje. Como siempre, la falda está perfectamente planchada. Finalmente, salgo del coche, le echo la capota y lo cierro a distancia, mientras me dirijo a la oficina, bolso y cartera en mano.
Cuando llego, saludo a Betty, mi charlatana compañera y mi mejor amiga. Como yo, es extranjera.
-El jefe quería verte hace un momento -me dice.
La miro con cara de extrañeza.
-¿Bob? ¿Qué coño quiere Bob ahora? Ya le dejé ayer las traducciones.
Se encoge de hombros y se va a por nuestro típico café matutino.
Suspiro y termino de organizar el escritorio. Después me voy al despacho.
-Maldita sea, Bob. Las traducciones ya te las dejé... -me quedo paralizada.
El joven del aparcamiento está sentado frente a Bob, y me sonríe, o mejor dicho, sonríe a mi escote. Joder, que alguien traiga una fregona.
-¡Kate! Por fin... Te presento a Paolo Regazzo, nuestro nuevo detective -me dice Bob, con una sonrisa satisfecha en su cara de bulldog.
Normalmente, Bob me cae bien, somos muy buenos amigos. Pero en este momento, le odio a más no poder. ¿El nuevo detective? ¡No puede ser! Supuestamente, yo iba a ser la traductora del nuevo. Pero no quiero que mi nuevo jefe me robe el aparcamiento todas las mañanas. Ni que me mire las piernas cada dos por tres. Por muy sexy que sea.
Sin embargo, sonrío.
-Bienvenido a bordo, señor Regazzo -digo en italiano.
No pienso hundirme. Pienso hundir a este tipo. Mi mirada se convierte en una de advertencia mientras le doy la mano, con una sonrisa que creo que es la más falsa que he hecho hasta ahora.
-Espero que seamos un buen equipo, señorita -me dice.
-Llámeme Kate. Y sí, esperemos que las mañanas empiecen bien, señor Regazzo. Ya le aviso que puedo ser muy vengativa si algo sale mal.
La sonrisa se le congela en la boca. Mentalmente le doy gracias a mamá, y a su ingenio español, por haberme enseñado a ser sutil. Bob no se ha dado cuenta de nada, pero percibe la incomodidad de Paolo.
Me voy meneando las caderas y con una sonrisita de suficiencia. Por detrás escucho a Bob decir <<cuidado con ella, es de armas tomar>>.

ATM.

martes, 21 de junio de 2011

Perdón por quererte tanto.

Pude ver en sus ojos la ira, el desprecio y el resentimiento. Sabía que eso no me lo iba a perdonar fácilmente, que era algo de lo que no se olvidaría.
Me senté pegada a la pared, con el vestido negro largo destrozado y sucio, por todo lo ocurrido hacía un par de minutos.
Mis brazos rodearon mis rodillas y comencé a llorar. Realmente no sabía por qué estaba ocurriendo todo esto.
Él, se sentó a mi lado.
-No llores, no puedo verte así.
Le miré sorprendida, no sabía por qué volvía.
-¿Cómo quieres que esté después de lo que ha pasado?
Me acarició la mejilla, limpiándome las lágrimas.
-Sé que no debería haberme ido, que debería haber estado allí contigo, creerte, pero entiéndeme es difícil.
-¿Crees qué no es difícil para mí? ¿Qué me lo paso genial?
-Liba…sé que no es así y que tengo la culpa…
-No, la que lo siente soy yo. No debería haber hecho lo que hice.
Me miró intensamente. Creí que podía leer mis pensamientos a través de mis ojos, porque no los apartaba, aún así me daba igual, le quería y me daba igual todo lo que sucediese a nuestro alrededor.
- Te quiero, Liba.
Me sonrió y me estremecí.
-Yo también te quiero, Blaz.
Y me besó. Me besó como nunca lo había hecho nadie. Como si se fuese su mundo en ello. Me gustó, y lo volvería a besar así, siempre, pero por el momento no quería que acabase.


ACC.

sábado, 18 de junio de 2011

Cambio.

Oigo las campanas de la vieja iglesia, en la que se había casado mi madre cuando yo tenía 1 año.
Hoy hace 17 años que estoy aquí.
La dulce brisa del otoño invade todos y cada uno de mis sentidos envolviéndolos con su manto.
Puedo sentir como mi pelo se zarandea con el viento como llamas.
Cierro los ojos y siento como, por un instante, me alejo de mi cuerpo, e intento disfrutar de mi soledad momentánea con el mundo.
Intento aclarar mis ideas y mis pensamientos y olvidar todo aquello que perturba mi mente.
Abro los ojos de nuevo y le veo a él.
El chico que hacía tres años había cambiado mi vida.
El chico que ahora era mi esposo.
Ahora era yo la que había cambiado.
Mis ojos se habían vuelto de un color ámbar, que cambiaba según mi apetito, según mi sed.
Mi piel se había vuelto fría como el hielo.
Mis sentidos se habían agudizado.
Mi corazón ya no latía, por lo menos como lo hacía antes.
Mi fuerza era mucho mayor a la de otras personas.
Pero no me arrepentía de ninguno de estos cambios.
Cada cambio que había sufrido mi cuerpo, había sido un regalo, porque cuanto más lejos estaba del mundo, más cerca estaba de él.
Por eso todo coincide. Tengo 18 años, estoy casada, y soy vampira.


ACC.

Querido tú:

Quiero decirte que eres una de las personas más importante de mi mundo, bueno, para que mentirnos, tú eres mi mundo.
Empecemos, como no por el principio, por ese primer día.
Al principio te veía como uno más, alguien con el que nunca pensé llevarme bien, mejor dicho, enamorarme.
Los días iban pasando, y con ello, mis sentimientos iban cambiando. Desde no ser nada, a ser una de las personas más importantes en mi vida.
Todavía me sigo preguntando, como  alguien puede influir tanto en la vida de otro, y más, como has podido tú, influir tanto en la mía.
Mis sueños y esperanzas se centraban en ti, en lo que sería mi vida, si tú no hubieses entrado en ella. Hoy por hoy, nuestros caminos están juntos, y espero, que en un futuro, nuestras almas en un mismo ser.
Todo es complicado y confuso, aún así, mi corazón sigue contigo.
Por último decirte… te quiero.

 ACC.

viernes, 17 de junio de 2011

Espía

Me deslizo suavemente por el conducto del aire. Sonrío al recordar la de veces que he visto esto en las series de televisión y he pensado "típico". Pero ahora no puedo pararme a recordar. Salvarle es más importante.
El traje de cuero negro es suave y elástico, y doy gracias a Peter mentalmente. Gateo sin hacer ruido durante un tiempo que me parece eterno, cuando, por fin, vislumbro una luz al fondo. La rejilla está atornillada, pero eso no me impide quitarmela de enmedio de una patada en la que me permito descargar toda la tensión del momento.
Cuando salgo, lo veo de pie, encadenado por los pies como si fuera un perro. Sus pupilas están dilatadas por el miedo y respira agitadamente. Pero, cuando se da cuenta de que soy yo, un sentimiento de tristeza le recorre la cara.
-¿Qué estás haciendo aquí? ¡No me entregué por ti para que ahora te pillen!
Lo miro seriamente. Aunque es más alto y fuerte que yo, basta con una mirada para hacer que deje de despotricar y se calle. Lo sujeto por los hombros.
-Escúchame bien.
Él asiente y se queda quieto. Sus ojos brillan, y sonríe al advertir que estoy nerviosa debido a su cercanía.
-¿Te crees que saber que te habías sacrificado por mí me iba a dejar tranquila? ¿Te crees que yo podría vivir feliz sabiendo que podrían estar electrocutándote, o torturándote, o haciéndote sufrir de cualquier modo? Pues en ese sentido eres más egoísta que yo. Mira, puedo hacer frente a cualquier cosa, con tal de saber que estás bien. Eres más egoísta que yo cuando dices que no puedo pretender hacerme cargo de vuestros problemas, que estoy paranoica con todo este asunto. Pues bien, resulta que ahora mi problema eres tú y todos los demás. Porque ahora sé que ninguno puede entregarse, que sólo puedo hacerlo yo y...
De repente, me tapa la boca con la mano y me hace callar. Toda la tensión puede conmigo y dos lágrimas se deslizan por mi cara. Él las restaña con el dedo, mientras me acaricia la mejilla, bajando hasta mi cuello. Se ríe.
-Sabía que dirías eso. No eres egoísta, sólo es que te esfuerzas tanto por que no nos hagamos daño por tu culpa que resultas cómica.
Su cara se acerca a la mía. La pared blanca de la celda se desdibuja mientras cierro los ojos poco a poco. Entonces caigo en la cuenta de todo lo que había ido haciendo durante este tiempo, de su esfuerzo por agradarme y de su desilusión cada vez que no conseguía impresionarme. Noto su cálido aliento en mi cara, sus manos sujetándome por las muñecas, hasta que su respiración se confunde con la mía y me besa. Saboreo sus labios mientras me acaricia las manos.
-Te quiero -me dice.
<<Como si no lo supiera, maldita sea>> pienso yo.
-Y yo a ti. Por eso no puedo permitir que hagas esto por mi.

ATM.

miércoles, 15 de junio de 2011

Si tú no estás aquí.

Me cogiste de la mano y me dijiste que todo saldría bien, que no había nada por lo que preocuparse, pero ¿qué pasó cuando lloré?, ¿cuándo creía que todo se había acabado? Tú no estabas allí para cogerme de la mano de nuevo y decirme lo que me había dicho horas antes. Estaba asustada, pero no, tú estabas con otra, con la que era más importante para ti. No podía creer más, y menos en ti. No podía, no quería, pero qué más daba luchar contra mi corazón si sabía que este era más fuerte que yo misma. Te quería, te quiero y te querré siempre, ahora por favor, agárrame la mano y  no me la sueltes nunca.

ACC,

Él.

Noche de lluvia.
Mi paraguas me cubre ante todas aquellas miradas que me persiguen.
Mis botas se unden en los charcos de la calle.
Oigo el dulce repicar de las campanas de la iglesia dando las 12.
Para de llover y cierro el paraguas, dejandome así al descubierto.
Oigo pasos detrás de mi.
Aligero el paso dejando atrás el callejón.
Llego a mi piso y dejo a mi paso toda mis vestimenta.
Entro en la ducha y abro el grifo del agua caliente.
Las gotas caen sobre mí, derramandose por mi cuerpo, dejando tras huella.
Me sumo en mis pensamientos intentado olvidar lo ocurrido esa noche.
Pero aún así no puedo olvidar aquellos pasos.
Cierro los ojos.
Escucho algo y agudizo el oído.
Hay alguien, además de mi misma, en casa.
Mi corazón se acelera al ver que el picaporte de la puerta empieza a moverse.
La puerta se abre y lo veo a él.
El chico que me había robado el corazón.
Me sonrie y se acerca lentamente hacia mí.
Apoya su mano en el cristal de la ducha, dejando así su huella.
Apoyo mi mano frente a la suya, separadas simplemente por el cristal.
Sonríe de nuevo.
El cristal de la ducha se abre quedando una distancia mínima entre nosotros.
Él se empieza a quitar la sudadera, dejando así su torso al descubierto.
Me ruborizo.
Se quita lo pantalones y entra conmigo en la ducha.
Cierra el cristal y apoya su mano en la pared.
Sus ojos que hasta ahora habían presentado ira, pasaron a presentar tristeza, desesperación, amor, esperanza.
Le sonrió y le aparto el pelo de la cara.
Entonces es cuando él, acerca su boca a la mía.
Nuestros labios se unen fundiendonos en un apasionado beso.
El agua dejaba huella en nuestros cuerpos, recorriéndonos de arriba abajo.
El beso dejaba huella en nuestros corazones, recorriendo cada parte de nuestra alma.

ACC.

Amiga mía.

¿Y si todo cambia? ¿y si no vuelve a ser como antes?
Y entonces me doy cuenta de que jamás podrá cambiar, de que está demasiado solidificado como para cambiar.
Puede que digamos que sí, que nada es igual, pero yo me doy cuenta de que nada ha cambiado, porque sigues estando ahí desde el principio. Sigues sonriéndome cada mañana y diciendome lo mucho que me quieres. Sigues contandome cada cosa, y sigues haciéndome reír cada instante. Sabes cuando estoy bien y cuando no, cuando estoy cabreada o de buen humor, simplemente porque te has tomado la molestia de conocerme y de ver como soy yo en realidad.
Por eso sé que nada ha cambiado, porque estás ahí y no te has ido, porque sigues siendo esa niña que me hace reír cada segundo, porque sigues haciéndome ver que la vida hay que aprovecharla, porque eres especial.
Por todo eso y más, sé que todo es igual, y espero que lo siga siendo siempre.
22.11.09, lo mejor que me ha podido pasar.
Juntas para siempre.


ACC.

Sí, quiero.

Lo observo, y aún no entiendo, como es todo mío.
No puedo creer que es todo para mí.
Puedo aspirar su aroma, saborearlo, puedo escucharlo, puedo tocarlo.
Nunca creí que podría amar tanto como lo amo a él.
Mis fuerzas se debilitaban cuando él no estaba conmigo. Me siento débil.
Entonces es cuando él me susurra:"No podría vivir si ti. Eres mi mundo. Cásate conmigo".
Mi cuerpo se estremece al oírle.
Se acerca y pega sus labios en mi frente.
Le rodeo con mis brazos y lo acerco más a mi.
Le quiero. Le necesito.
Me abraza. Yo, hundo mi cara en su pecho.
<<Te quiero, te quiero, te quiero>>
Aún no entendía como podía meterse en mi cabeza, pero me gustaba.
Me gustaba que me quisiese. Me gustaba él.
Me separé de él por un instante, y volví a pegarme a él, rodeando su cuello con mis brazos.
Le besé, pero no fue un beso cualquiera, fue un beso diferente a los otros que me había dado. Era un beso de confianza, protección, un beso que hizo que mi vida cambiase, el beso que hizo que le dijese <<sí, quiero>>.


ACC.

Y ahora...te vas.

Te fuiste sin despedirte, ya no podía despertar cada mañana con ese olor a ti, no podría reír tu risa, no podría escucharte más, simplemente porque te habías ido.
Odio no poder volver a oír todas esas historias que me habías contado más de una vez, odio no poder sentir tu presencia, odio saber que nunca más voy a poder verte, pero lo que más odio es no poder haberte agradecido cada instante que has estado conmigo, cada sonrisa que me has regalado y cada vez que me has dicho que me quieres.
Desde que era pequeña me has cuidado, me has regalado miles de cosas y has hecho por mí todo, y tú te conformabas con un simple beso que te hacía sacar la más grande de las sonrisas que podías.
Ahora, desde aquí, sé que me observas y que me vas a ayudar a seguir el camino correcto, como lo has hecho durante 14 años, de eso estoy segura.
Pero de lo que más segura estoy, es que siempre vas a estar en mi corazón.
Te quiero mucho, descansa.


















ACC.

martes, 14 de junio de 2011

Él, mi locura.

Sentí que desviaba la vista hacia a mí.
Podía sentir su fragancia desde lejos.
Le miré y sentí como sus ojos, de un verde intenso, se apoderaban de mí.
Mis ganas insaciables de tenerle me hacían cada día más vulnerable.
No sabía cómo reaccionar ante aquella mirada que me cautivaba.
Esa mirada que más de una vez me había hecho soñar.
Volvió a mirar al frente y me sentí desprotegida.
Sentí que caían lágrimas por mis mejillas.
Se acercó a mí y me abrazó.
Volví a sentirme protegida entre sus brazos, fuertes y confortables.
Me susurró al oído:
“No olvides nunca que siempre estaré a tu lado”
Le miré.
Se acercó lentamente a mí hasta notar sus cálidos labios pegados a los míos.
Se me entrecortaba la respiración pero no quería apartarme de él.
Sentía que era mío.
Su lengua recorrió la mía.
Sentía su aliento en mi boca, podía saborearlo.
Se separó y me dedicó una de sus medias sonrisas.
Me reí.
“Te quiero”
Volvió a susurrar.
Le abracé con fuerza.
“Te amo”
Y volvió a posar su labios en los míos fundiéndonos en un beso intenso y apasionado que nunca acabaría.



ACC,

lunes, 13 de junio de 2011

Adiós a medias.

Hoy quiero decirte adiós, pero adiós para siempre. Créeme cuando te digo que a mí me cuesta la vida decírtelo, decirte algo que es casi imposible.
Recuerdo la primera vez que me abrazaste, la primera vez que tus labios rozaron mi mejilla en un beso, la primera vez que me sonreíste. También las veces que me propuse olvidarte, las cuales fueron fallidas, y las que creí que lo había conseguido volvías y los estropeabas todo.
Me acuerdo de ese día, me agarraste de la mano con fuerza, no me ibas a soltar, hasta que algo te separó de mí. Poco después volviste y me abrazaste.
Recuerdo como con tu mirada eras capaz de ver dentro de mi alma, y como yo no podía hacer nada para evitarlo.
Como tu sonrisa me volvía loca. Como tu voz, era música para mis oídos. Y lo peor, que todavía pasa.
Me acuerdo cuando por la calle empecé a gritar tu nombre, a gritarle al mundo que te quería, y que lo sigo haciendo cada minuto, cada segundo.
Por último quiero decirte, lo sé, eres inalcanzable. Para mí, antes, todo era un sueño, y creí que nunca me podría hacer daño, pero me he dado cuenta que los sueños son lo más próximo a la realidad que tenemos. Por lo que me doy cuenta de que estoy enamorada… loca, perdida, e irremediablemente enamorada de ti.






ACC.

Noche oscura.


Noche oscura que con tu manto envuelves mis sueños
Te apoderas de mí con dulzura
Noche oscura que esperando así que mi dueño
Se enamore de tu luz de luna.

Apodérese de mí vuestro ardor inexplicable
Porque esta noche seré suya
Apodérese de mí vuestra alma insaciable
Se enamoré así mi dueño de tu luz de luna.

Dueño que dentro de mí estás
Alivia de mí la ilusión
Que la noche me dejó al despertar.

Dueño, noche oscura mi adicción
¡Luz de luna, hazte notar!
Así descansará mi corazón.


 















ACC.