Sonríe para que el mundo esté celoso de ti.


sábado, 25 de febrero de 2012

Mi cielo está donde tú estés.


El avión se puso en marcha dejando atrás toda mi antigua yo, mis alegrías, mis recuerdos... 
Desde el momento en que la turbina se puso en marcha, le dije adiós a mi vida tal como la 
conocía con la misma sonrisa resignada con la que te despides de tus amigos cuando se ha
acabado la fiesta, con la misma sonrisa de agradecimiento por el simple hecho de haber podido
disfrutar de ellos.
Pero yo le estaba diciendo adiós a mucho más que a fiestas: también a personas, personas que 
jamás volvería a ver como las veía en ese instante.
Le estaba dando las gracias a la vida por permitirme vivir tan bien como me había sido posible 
desde el momento de mi nacimiento hasta ahora. Pero lo peor era que yo no tenía ni la más 
remota idea de esto.
Y todo por una nota firmada con ese nombre, nombre que más tarde descubriría que en 
realidad era otro, como era otra la mano que había escrito lo que en ese momento apretaba 
contra mi pecho.


<<Te espero en Italia. 
Sergio.>>

¿Qué mejor realidad que la de tus sueños?

Sueño cada noche contigo. Con tu olor, tu risa, tus ojos, tu boca, tu piel.
Con esas caricias tuyas que me vuelven loca, con tu pelo, con tus besos.
Sueño cada noche con tenerte cerca, con sentir tus labios sobre los míos, con saborear tu aliento.
Saber que me miras y que soy la única para ti. Sentir tus brazos a mi alrededor y sentirme reconfortada y segura. Saber que me amas.
Porque no hay nada mejor que despertarse sabiendo que el hombre de tus sueños existe, y que no se va a ir a ningún lado sin ti.