Sonríe para que el mundo esté celoso de ti.


sábado, 12 de noviembre de 2011

Abuelos.

Recuero esas mañanas en vuestra casa, con ese olor tan peculiar a tostadas con aceite y cola cao, que preparábais con todo vuestro cariño, para una renacuaja como yo.
Recuerdo ese silencio que reinaba en la casa, cuando tú, abuelita, rezabas el rosario, y pedías a Dios salud y bienestar para todos. 
Recuerdo esa risa tuya que contagiaba la de los demás, y que hacía que por un momento nos olvidásemos de todos los problemas.
Recuerdo esas comidas tan ricas que preparabas con toda tu ilusión.
Recuerdo cada abrazo, cada beso y cada palabra que me dedicabas cada vez que me veías.
Recuerdo esas horas que pasaba junto a ti, queridísimo abuelo, viendo la tele, riéndonos y mirando a las "guaninonas" que salían en la tele.
Recuerdo cada cuento que me contabas, cada canción que me cantabas, cada sonrisa que me regalabas, y todo eso sin pedir nada a cambio.
Recuerdo esos días de frío en los que tu me abrazabas y me protegías.
Recuerdo cada segundo de mi vida lleno con tu presencia. 
Me hacéis mucha falta, no quiero perderos, no quiero que Dios os necesite, no quiero que os vayáis de mi lado.
Quiero que viváis eternamente, junto a mí, protegiéndome como hacéis todos y cada uno de los días de vuestra vida, que cada vez es más corta. 
Quiero teneros y deciros cada día lo mucho que os necesito.
Quiero poder abrazaros y oleros sin temos a perderos en un momento u otro. 
Abuelitos, abuelitas, quiero que sepáis que os llevo dentro, por muy lejos que os vayáis siempre estaréis presente en mí. 
Gracias por quererme y demostrame cada día que soy importante para vosotros.
Gracias a Dios, por darme unos abuelos como vosotros. 


Os quiero mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario